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El secreto de las gasolineras ‘low cost’

 

El encarecimiento de los combustibles es una problemática que viene acrecentándose des de hace ya un tiempo. La crisis de la pandemia ha provocado un encarecimiento del 24% y el 27% en gasolina y petróleo respectivamente, de este modo llenar un depósito de combustible puede haber subido entre 15 y 20 euros este último año.

Además, estos últimos días ha surgido un nuevo factor que influirá gravemente a la escasez de combustibles, la incipiente guerra entre Rusia y Ucrania. El conflicto en Ucrania podría generar un problema de suministro de gas natural en Europa, con un almacenamiento en mínimos históricos.

La guerra tendrá previsiblemente sus consecuencias en los precios de las gasolinas y gasóleos, ya en máximos históricos. Actualmente, la gasolina se vende en muchas estaciones de servicio por encima de los 1,7 euros el litro y el gasóleo supera los 1,5 euros. Es decir, llenar el depósito de un automóvil con motor de gasolina puede costar más de 80 euros.

Estas circunstancias han provocado que numerosos consumidores busquen en las gasolineras ‘low cost’ una alternativa de ahorro en los repostajes.

Las gasolineras automáticas

Actualmente hay casi 1.300 gasolineras automáticas, un 45% más que antes de la pandemia, y alcanzan el 13% de cuota de mercado. Solo las tres grandes compañías de este sector, Petroprix, Ballenoil y Plenoil, vendieron en total el año pasado más de mil millones de litros de gasolina y de gasóleo, con una rebaja de entre 10 y 15 céntimos de euro respecto a los precios medios del resto de operadores. La facturación conjunta de estas empresas superó los mil millones de euros. Estas se caracterizan por ser operadoras de carburante independientes a las franquicias.

Según informa José Rodríguez de Arellano, CEO de Plenoil, la clave para poder ofrecer combustible a un precio tan reducido no reside en la calidad del producto. El producto es exactamente el mismo, la diferencia está en que los márgenes por litro son muy reducidos pero con una mayor agilidad en el repostaje. Además, con muchos menos costes y gastos.

¿Es la misma gasolina?

Repostar en una gasolinera de marca consolidada en lugar de en una de bajo coste o «low-cost» puede suponer un desembolso extra de hasta veinte céntimos por litro. Una diferencia importante cuyo origen no está en la materia prima, sino en los aditivos que las grandes petroleras deciden añadir para aumentar el rendimiento.

La composición de estas gasolinas ha sido alterada mediante la introducción de aditivos especiales. Estas sustancias añadidas a la gasolina tienen diferentes funciones, como lubricar, actuar como anticongelante o estabilizante. Antes de que la petrolera añada estos compuestos, las gasolinas son exactamente iguales. Esto se debe, a que todos los combustibles que se venden en estaciones de servicio españolas están obligadas a cumplir con unos mínimos de calidad, y proceden en su inmensa mayoría de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH).

Cada petrolera tiene su formula, lo que les permite diferenciarse del resto. Los compuestos añadidos que llevan las gasolionas más caras, así como su proporción, las marcas los mantienen en el más riguroso secreto.

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